El motor rotativo o Wankel, que recibe su nombre del ingeniero alemán que lo inventó, Felix Wankel,fue patentado en 1929. Tras la Segunda Guerra Mundial, Wankel continuó el desarrolló de su invento y empezó a colaborar con el fabricante NSU, interesado en la tecnología. En 1957, NSU y Wankel completar el desarrollo de la primera aplicación de este motor, el llamado DKM (Drehkolbenmotor).
¿Qué es un motor rotativo?
A diferencia de los motores convencionales de pistón, el motor Wankel está basado en una carcasa (estator o bloque) y un rotor de forma triangular y caras convexas en su interior, que realiza un giro de centro variable y transmite su movimiento rotativo a un cigüeñal ubicado en su interior (ver vídeo). Como en un motor convencional, es la presión de los gases de la combustión la que mueve el rotor.
El giro del rotor permite que las tres cámaras de trabajo (las delimitadas entre las caras del rotor y la carcasa) se vayan expandiendo y comprimiendo de manera alterna, lo que permite que se produzcan los cuatro tiempos o, para entendernos la succión de la mezcla de aire y combustible hacia el motor, la compresión de la mezcla el aprovechamiento de la energía de la explosión y la fase de escape de los gases resultantes.
Para encontrar sus origen, tenemos que retrotraernos a otro modelo: el Mazda Cosmo, nacido a mediados de la década de los 60 y no es que fuera su predecesor per se, pero sí que estableció algunos de los pilares fundamentales de la saga (como el motor rotativo) y de el en sus generaciones posteriores, derivó el RX-7.
Fue a finales de la década de 1970, específicamente en 1978, cuando Mazda debutó al RX-7: un automóvil deportivo que se distinguió por poseer un motor rotativo, mismo que contribuyó a la marca japonesa a triunfar en el automovilismo.
Esta influencia del RX-7 en el deporte motor, se hizo sentir en el Mazda 787B con un motor de cuatro rotores de 710 CV (700 HP; 522 kW), que trastornaron el dominio tradicional de los motores de pistón en 1991 con su victoria en las 24 Horas de Le Mans.
Si bien, el motor rotativo se había hecho presente en modelos anteriores, estos no tuvieron el éxito esperado al grado que Mazda pensaba en su extinción. Sin embargo, se hizo un intento más al incorporarlo en el RX-7 sin imaginar esta nueva oportunidad que se le dio a esta clase se motor, resultó ser todo un éxito.
obtuviera el título del auto deportivo con motor rotativo más vendido del mundo al sumar más de un millón de unidades desde su debut hasta su extinción en 2002. Durante este lapso, surgieron tres generaciones que conformaron el legado de este emblemático modelo deportivo.